Nos creemos que la palabra
es más importante que el silencio,
que la cabeza
vale más que nuestros pies,
que las estrellas que nacen
tienen más fuerza que las que
murieron.
Nos creemos que la muerte
es menos que la vida,
que las lágrimas
llevan menos carga que los ríos,
que los que hoy viven
están más presentes
que los que se han ido.
Creemos que el hacer
es más útil que el no hacer,
que todo es real
solamente si se toca,
y que solo rezamos
cuando salen palabras de la boca.
Y pensamos en los mundos ideales
y soñamos lejanas aventuras,
ignorando el presente
tan cercano,
que es aquí y ahora y siempre.
Nos creemos alejados de lo eterno,
ausentes del infinito,
individuos separados,
dueños de nuestra materia,
señores arrogantes
de nuestros actos.
No sabemos que nosotros somos
sombras
que habitamos el país de lo que
muere,
y la luz que nos envuelve
es lo único que vive y permanece.
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