Quizá el
propósito oculto de la flor
sea decirme hola
con la belleza
de su color.
Y se pasa los
días,
esperando una
palabra encendida
que le transmita
la fuerza que
necesita.
Puede ser que
haya nacido
solo para darme
amor.
No me creo yo
más grande
que la más
pequeña flor.
Las dos estamos
plantadas
en la misma
madre tierra,
expuestas a
vientos buenos
y a todas las
inclemencias.
Siempre miramos
hacia la luz,
y directamente
del cielo
bajan las aguas
que nos riegan
y penetran
nuestra reseca materia.
Quizá el único
fin de toda mi tierra
es que yo la
sienta,
que yo la ame
y me sienta
unida a ella.
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