El universo me quiere
con mis dudas y mis ansias,
con mis puertas atrancadas,
mi piel gastada
y mis ataques de calma.
El infinito me ama
con mis huesos doloridos,
mi andar mareado
y mis desvaríos,
y me empuja
cuando subo los escalones
de la confianza,
y me sorprende en los encuentros
y en las miradas.
Mi pequeño espacio creado
es mi castillo encantado,
con emociones que nunca se acaban,
con moradas no exploradas
y todo lo necesario,
mi buen espacio me mima
como cálido aliado.
La madre vida es mi patria,
con cada momento
me salva de la ignorancia,
con toda la gente
me dice lo que me quiere.
La inmensa paz es mi guía,
me envía avisos de bienvenida,
me pone en contacto conmigo mismo
y con la alegría.
Mi corazón es mi amigo,
siempre dispuesto,
siempre tranquilo.
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