Doy testimonio ante el mundo
de que el amor me quiere,
y me estrecha entre sus brazos
como a un pajarillo
que necesita cuidados.
Y me grita al oído
que el mundo danza y la paz existe,
y me socorre con espíritus buenos
que vienen a visitarme a mi pozo
profundo,
a mi espacio secreto.
Y soy testigo directo
de que el río de la vida pasa a mi
lado,
y doy fe de la belleza de las
formas y colores,
de la bondad que asoma en todas las
caras,
y de los regalos que me llueven
en forma de sonrisas y miradas.
Soy espectadora de primera fila
del paso por mis ventanas de la
alegría,
porque he sido invitada
a ver su desfile diario,
y de sus carrozas de fuego
siempre saltan chispas
que yo atrapo entre mis manos.
Me gustaría transmitir de la mejor
manera,
que bajo miles de nombres,
millones de esencias,
hay algo completamente puro,
enteramente tierno,
que ha transformado mi tierra,
y es mi única fuerza.
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