Mi casa es un espacio
que está dentro de un gran pozo
traicionero,
me muevo entre sus aguas estancadas,
tropiezo contra muros de cemento,
y en las noches estrelladas
me tumbo,
miro al cielo
y lanzo hacia el aire mis deseos.
Mis manos son palomas
que se elevan desde el fango,
emprenden su aventura
en un vuelo ilusionado,
y giran con la luz,
y van hacia lo alto.
La máquina del tiempo
me tiene prisionera
en esta orilla de la vida,
y miro hacia lo hondo
para ver tus luceros cómo brillan,
y miro hacia el sentido,
y miro hacia tu risa.
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