domingo, 31 de diciembre de 2017

Nada más se abre la mañana

Nada más se abre la mañana,
yo dialogo con Dios
y pelo patatas,
busco el infinito
entre los platos y las sartenes,
y mis batallas más profundas
se entremezclan con las fregonas,
con las verduras y con las dudas.

Me gusta sacar a Dios
de los espacios marcados
y los tiempos sosegados,
donde lo había encerrado.

Mi vida está igual de llena
en estresantes horarios,
en miserias y faenas,
en rutinas y cansancio.

Sé que todas mis células
son espacios sagrados,
y yo camino con ellas

en lo bueno y en lo malo.

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