He
declarado la guerra a la indiferencia,
a los
días grises,
a los
muros altos que cierran mares,
a la
desgana que ensucia el aire,
a la
gran cortina que nos envuelve
y nos
tapa luz.
He
preparado mis armas,
he
revuelto en el fondo del paisaje,
he
recogido semillas encendidas,
he
renovado mis ganas,
me he
puesto en marcha.
Tengo
que atravesar toda la tierra,
empresa
fácil,
nunca
hay distancias,
y ser
contrapeso de la miseria,
de los
temores innecesarios,
de los
zarpazos de la ignorancia.
Llevo
en mis manos la carga
de
esencia y luz,
misterio
y magia,
para
colocarla en un extremo de la balanza,
hasta
poder inclinarla
a
favor de la esperanza.
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