Yo con mis pasos hago caminos,
y con mis aguas construyo fuentes
para que beban los peregrinos,
y voy con fuerza
porque he nacido desde tu boca
que me pronuncia,
y entre tus manos que me dan forma.
Quiero ser espuma ligera con gusto a sal,
que mi ola se reencuentre en cada salto
con el cielo y con el mar,
y que el viento cabalgue sobre mi espalda
y me impulse a navegar.
Repartiré bendiciones de punta a punta,
de norte a sur,
de las que dan energía,
de las que llenan las horas
y nos endulzan los días.
Son bendiciones que se generan
en lo más hondo de las costillas,
como suspiros emocionados
que traen los ecos
de otras orillas.
Mis bendiciones tienen poderes,
son curativas,
son puro beso del universo,
tiernos reflejos de luz y vida.
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