domingo, 5 de abril de 2020

Te doy mi fe


Te doy mi fe y mi paz,

te doy mi ser todo entero,

juntos mi cuerpo y el tuyo,

te acompaño en tu camino

para allanarte el terreno

y que te sientas querido.



Te doy mi luz que no es mía,

es de mi yo más sagrado

y sirve para mirar

lo que no se ve con ojos

y para tocar sin manos,

y para escuchar la voz

que te llama a vivir en sus espacios.



Te doy toda mi energía

y mis besos y sonrisas,

quiero que no estés caído,

quiero secarte las lágrimas,

que caminemos los dos

como una sola alma.



Te doy mi persona entera,

porque si no te la entrego

todo se convierte en nada,

y me pierdo en los proyectos

y en las palabras.



No te pongo condiciones,

no te juzgo ni te aplasto,

nunca busco aprovecharme

de mi universo ni de los humanos.



Solo quiero ser la alfombra

que te impulsa a dar los pasos,

y cuando me necesites

que me encuentres a tu lado,

pues somos hijos de lo infinito,

somos tierra prometida y buena,

y tenemos un hogar

construido con abrazos

y con siglos de esperanza

y un corazón tan grande como el océano.



Por eso toma mi fuerza y mi fe,

cuenta conmigo,

úsame,

pues tú eres mi Dios y mi hermano.


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