sábado, 16 de noviembre de 2019

Cuando los pajarillos


Cuando los pajarillos rezan

sus oraciones de la mañana,

cuando la hierba se siente fresca,

la brisa nueva,

y humildemente el sol se asoma.

Cuando la luz del día

pone en su sitio las flores bellas

y las hojas muertas,

cuando de nuevo el cuerpo se pone en marcha

y todo empieza,

puedo contemplar el espectáculo

siempre increíble de la belleza,

y es el mejor momento

de declarar mi amor a toda la tierra.



Cuando las hierbas de los caminos

bailan conmigo,

me siento hermana privilegiada

de lo pequeño y de lo divino,

y acompaño, emocionada,

a la luz y al agua

hacia sus destinos.

Cuando las fuentes se vuelven claras

y brotan hondo y sueñan alto,

y los paisajes me cuentan en el oído

sus alegrías y sus tristezas.

Y si nada me distrae de mi confianza

y de mí mismo,

entonces doy pasos pequeños

que son mi danza

y en las orillas de los abismos

me brotan alas.



Cuando la siembra que recojo es excesiva,

y lo que mastico se me transforma

en abundante palabra y en maravilla.

Cuando los astros se alinean

para informarme

y me pasan de mano a mano

sus enseñanzas y sus mensajes,

me convierto en mediadora ilusionada

y portadora de la noticia de la esperanza.



Cuando la savia que me alimenta

es mi aliada,

mi compañera es la belleza,

y me amamantan las energías

más bondadosas,

todos los seres a los que miro

sueñan conmigo,

porque mi fuerza es contagiosa.

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