sábado, 27 de julio de 2019

Algunas veces en el día


Algunas veces en el día

necesito perforar

mi carne muerta,

para encontrar

la fuente de la vida.

Entonces me convierto

en exploradora

de áridas tinieblas,

de huellas muy antiguas,

en audaz aventurera,

en intrépida habitante

de este planeta.



Mis ojos, tan humanos,

no me sirven para ver

el hogar de lo invisible

y busco, con ahínco,

en la piel de todo

cuanto existe.



Emprendo mil batallas,

me pongo en pie

y levanto la mirada

cada día,

para traer la luz

hasta mi orilla.



La espada de un amor

me ha traspasado,

y aunque yo intente olvidarlo

ya no encuentro más descanso.



Mis manos son de fango,

mis ojos están ciegos,

más mi tierno corazón

recibe todos sus besos.

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