sábado, 1 de junio de 2019

La semilla de la paz


Quiero plantar en mis manos

la semilla de la paz,

para que eche sus raíces entre mis brazos,

sobre mis hombros, en mi regazo.

Y abonarla con la ternura de mis entrañas

y dejarla madurar en alegre soledad.



Yo regaré los nuevos brotes

que crecen y viven en mi persona,

y seré su sabia jardinera,

su más fiel compañera y servidora,

su amante más ardiente,

su humilde defensora.



Quiero sembrar mi suelo con tus palabras

y recolectar encuentros,

consejos y enseñanzas,

y entretejer mi vida

con perlas de esperanza.



Quiero hacer un pacto con la calma

y con la luz

que hunde sus reflejos en mis aguas.

Y caminar a la vez con piernas

y con alas.



En todos los senderos

me siento acompañada

por las flores que brotan,

por las sonrisas que abren rejas y ventanas,

y por los corazones que rompen los barrotes

tan solo con su mirada.



Quiero tener autoridad para convocar

lo mejor de mi persona,

y a la luz de mis estrellas

defender a toda la tierra.

Abrir ríos para las lágrimas,

quitar compuertas,

curar heridas abiertas,

anular todas las injusticias

con mi calor y con mi presencia.



Entonaré una canción atrevida y asombrada

que cruce los mares y las montañas más altas,

llegaré a la otra orilla de mis deseos

y crearé lugares y paisajes nuevos.



El rescoldo de un amor me ha transformado,

ya no quiero medianías ni sobras,

ahora soy poderosa,

la esencia de la vida está a mi servicio

y yo hablo de tú a tú con el infinito.

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