viernes, 30 de enero de 2015

Una bendición



Para todas mis hermanas y mis hermanos de la Tierra en el Día de la Paz: 


Esto es una declaración
a favor de ti, persona,
esto es un ave dichosa
que sale de mi boca:
esto es una bendición.

Porque vivimos ensamblados,
espalda con espalda,
porque lo que a ti te pasa
es parte de mi vida
y tu energía me da alcance
y se mezcla con la mía.

Porque tú temes y yo temo,
yo me hundo y tú me ayudas,
tú te afliges y yo rezo.
Yo me dirijo a ti, persona hermana,
como ovejas de un mismo rebaño,
que atienden al único pastor,
alimentadas con las aguas
y los aires del misterio,
y abrazadas a este mundo,
sin entenderlo.

Yo me uno a ti y te acompaño
en este viaje sorprendente y largo.
Vienes con nombres conocidos
y también sin imagen y sin nombre
a mis orillas,
a mi vida que es la tuya,
y es la Vida.

Necesito tu apoyo y tu fuerza
para andar los caminos,
que tus manos se unan conmigo,
porque sé que tu ser
es idéntico al mío.

Y aferrada a la madre tierra,
necesito decirte que te doy mi confianza
y que en ti confío.

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