A esas dos personas grandes
que me acompañan,
me dan abrazos
y me enternecen,
siempre me animan
y me vigilan,
miran mis pasos
y mis horarios,
buscan mi sombra,
busco su luz,
me dan cobijo,
y son mi vida
y son mis hijos.
Son gente buena
y serena,
sonrisa franca
y gesto amable,
vuelan muy alto,
yo les contemplo,
les llevo dentro
y les dejo libres
a otros encuentros.
Son mi esperanza,
tesoros que hablan
de esfuerzo y ganas,
de mirar ancho,
preguntar hondo,
dialogar largo.
Y han sufrido
y sufrirán,
sin olvidar,
nunca olvidar.
Dan el sentido
a mi persona
y mi caminar,
en el afecto
se aprende paz,
en lo alegre
nace alegría.
Son de la Vida,
y son mi vida
y son mis hijos.
1 comentario:
Conchi, es muy hermoso más que hermoso poder decir mis hijos, más, como tú lo sientes y lo dices.
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