Mi vida es una danza
en la que mi cuerpo
se enreda con el cielo,
es un paso en el baile
del universo.
Todas mis emociones van por el
aire,
las trae y las lleva el viento.
El viento callado y suave
que sopla donde quiere,
sin depender de nadie.
El viento inquieto
que cambia los rumbos,
rompe rutinas y soledades.
El viento alegre
que trae rumores
de otras personas,
de otros destinos,
de otros amores.
El viento amigo
que me embelesa,
caracolea
y me habla al oído.
El viento fuerte
y huracanado que me atraviesa,
me pone en marcha
y convierte mi vida en torbellino y
danza.
Hay días en los que el viento se
calla
y no se mueven los cuerpos ni las
ramas,
entonces escucho el murmullo de la
fuente
y crece en mí el sonido de las
aguas.
El agua que todo lo puede
me penetra por los poros,
se me sale por la boca y por las
manos,
me humedece el corazón,
y me brota un manantial
en las entrañas.
El viento azota mi alma,
el agua lava que lava,
cuando me llegue el final
tendré limpia mi mirada.
Un día iré en silencio
hasta tu tumba adorada,
y cogidos de la mano
seremos fuerza sagrada,
solo quedará atrás
un remolino de aire
y el rumor de la cascada.
Pero yo no sé nada,
solo el viento sabe,
y manda.
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