Y Dios tomó una parte de luz,
una pizca de barro,
le dio un soplo de esperanza
y surgió mi vida,
alumbró mi alma,
en un parto alegre
y deseado,
después me dijo al oído:
ama
para siempre.
Y hubo una fiesta en todos los
cielos
y en la gran Tierra,
hubo un revuelo de amaneceres
y de promesas,
porque todo lo creado
nacía de nuevo
en una pequeña criatura,
en un corazón humano.
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