Cuando uno anda
lo hace por el que no anda,
cuando uno sueña,
por el que se arrastra sobre la
tierra.
El que reza lo hace por el que no
quiere,
por el que no sabe,
y recoge en su boca las oraciones
que jamás serán pronunciadas
y las impulsa hacia lo hondo de sus
entrañas.
No dividamos ni seccionemos
lo que es uno,
no pretendamos hacer partes
en las aguas,
no enfrentemos personas ni
palabras.
Borremos las conductas sombrías
que aseguran que todas las cosas
solo son tuyas o mías,
Abramos ventanas a todos los
rostros,
todas las manos,
todos los vientos,
y amemos sin más
porque en nuestro equipaje
viajan caricias y viajan besos
para entregar.
Llevamos fuerzas
que no son nuestras,
porque somos repartidores
de buenas nuevas,
y porque la vida nos hace guiños
de bienvenida,
por las esquinas.
Porque formamos parte
del plan eterno,
y nuestra existencia,
con risa o llanto,
es un dulce encuentro.
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