domingo, 27 de septiembre de 2020

Para ti y para mí

 

Para los que tienen sed

y tienen hambre del infinito,

para esos pocos locos

que van sembrando

flores y versos por sus caminos.

 

Para los que no se conforman

con el rígido engranaje

de sus noches y sus días

y ponen todo su empeño

en acompañar al sol

con un arranque de fe y de alegría.

 

Para aquellos que creen que el amor

es el mismo aire que respiran

y cada amanecer es un regalo

envuelto en luz y en armonía.

 

Para los que piensan que su persona

es la mayor obra de arte,

el cuadro más inspirado,

la sinfonía perfecta,

el más bonito poema,

y se asombran a cada instante

de su propia belleza.

 

Para los que ya abrieron su corazón

a las buenas noticias,

que se transmiten de padre a hijo,

de siglo en siglo,

y no atienden la llamada de la razón.

 

Para los muertos que tienen vida,

para los vivos que yacen muertos

y aletargados

en las orillas de los caminos.

Son peregrinos del gran desierto

con brotes de agua,

que es nuestro centro.

 

Para los que ya tiraron sus temores

por la ventana,

y solo siguen andando

con motivos de alabanza.

 

Y para ti

y para mí,

que estamos hechos de agua y luz,

no de tiempo ni de barro,

porque la muerte

no ha podido con nuestro abrazo.

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