Me levanto a ciegas,
pongo en marcha mi cuerpo,
enciendo torpemente mis sueños,
me visto de vida.
Me asomo al mundo
que sigue esperándome ahí,
para iniciar su paseo diario conmigo,
acompañante fiel y único.
Otra vez la oscuridad llega,
se apaga mi luz,
se duermen mis ideas
y nuevamente me acuesto
a ciegas.
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