No hay nada más delicado
que la persona,
ni tampoco más fuerte y más
sagrado.
No hay nada más increíble que
sentir la vida
y contemplar lo creado,
lo que los ojos alcanzan a ver a
este lado.
No hay nada más lindo que la mirada
cuando está cargada de alma,
y nada más enorme que la esperanza
cuando se ama.
No hay nada bajo el sol que no me
pertenezca,
yo soy criatura y a la vez dueña.
No hay nada más torpe que las
palabras,
nos obligan a vivir en nuestros
labios
y no sirven para expresar nada.
No hay nada más claro y más
elocuente
que el gran silencio,
firme terreno en el que me muevo.
No hay roca más sólida
que la confianza,
no pueden con ella las bombas,
ni mentiras, ni amenazas.
No hay nada más seguro
que la bondad,
que brota de la tierra
cual manantial.
Mi alianza es eterna con lo divino,
por eso beso el suelo
y abrazo el pacto,
que soy yo mismo.
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