Dios
se manifiesta
como
aire amigo,
como
suave aroma,
como
inquieta luz,
como
persona,
y
tiene millones de ojos,
montones
de rostros,
porque
se ha transformado
en lo
que ahora somos.
Él me
ha enviado a este cuerpo,
a esta
casa,
a este
tiempo,
y
conoce mis deseos
porque
me los pone dentro,
y sabe
de mi ignorancia
y de
mis sueños.
Todos
los días me abre los ojos
y me
enseña lecciones
de
vida y de alegría,
también
de agradecimiento,
pone
en mis manos el lápiz,
en mi
boca las palabras
y las
pausas necesarias,
en mi
corazón, la magia.
Con
paciencia infinita
se
hace un hueco en mi interior,
un
espacio de armonía
y de
sólidas raíces,
a
prueba de malos tiempos
y de
momentos difíciles.
Me
alimenta con lecturas,
me
acompaña con personas,
de
ahora mismo y de otro tiempo,
me
engrandece el horizonte,
me
renueva la esperanza
y me
llena de sosiego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario