viernes, 3 de febrero de 2017

Yo he venido a trabajar para Dios

Yo he venido a trabajar para Dios,
no lo sabía,
lo descubrí una mañana,
de luz muy clara,
en la que me dijiste sin palabras
que me querías.

Lo supe cuando me vi
plantada a la orilla de un gran rio de vida
y me sentí hermana del paisaje,
dueña de todos los colores,
llena de savia y de risa.

Lo comprobé cuando me enviaste
tantos mensajeros
con sus mensajes de amor y de bienvenida,
y me esperaste con tanta paciencia
en mi misma orilla.

Lo adiviné al sentirme amada
y ver que tú nunca te cansabas,
que ibas siempre delante
y al lado y dentro,
refrescando mis desiertos.

Lo noté en las ganas
de agua y luz
que yo misma sentía,
y en que toda la creación
era un cálido reflejo

de mi vida.

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