Todo cuanto existe es voz divina,
todo es su expresión,
todo es su grito y su amor.
Qué belleza la de tu tierra,
qué cerca lo que está lejos,
qué grande lo que es pequeño,
qué increíble me parece el mundo
entero.
Me gusta aterrizar dentro del
corazón de tus cosas
y allí erigir un altar de paz y
agradecimiento.
Me gusta escuchar tus saludos,
cuando menos me lo espero,
me pareces un enamorado de lo más
tierno.
Me gusta que me grites tu amor
a través de las nubes y el mar
y con el mismo aire
que cruza los océanos
para alimentarme.
Qué grande la sabiduría de mi
corazón
y de todos los corazones
para recibir el amor a traguitos
y para hablarle de tú al único
que sabe y ama,
qué insolencia y qué inocencia.
Me puedo esperar cualquier
sorpresa
del que solo sabe amar.
Y las recibo a diario y las veo
llegar,
porque tengo mis ojos de dentro
bien abiertos,
y no por mi listura o mi
voluntad,
eso, como tantas cosas, me ha
llegado como maná.
Todas las voces están llenas de
la Voz,
todos los colores, son su
expresión.
Todo en la vida es puerta y es
paraíso,
y estancia única y vivienda
para el que Es y habla por
nuestros labios
y vibra con nuestros latidos.
Y no importa que unos lo vean así
y otros no,
porque para el que no ama
nace el que siente el amor,
y le presta su ilusión y su
oración.
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