Llevo dentro el
murmullo de la Fuente,
el tronar de la
cascada
que quita
suciedad por donde pasa.
Crece en mí el
sonido de las aguas.
En mi mismo
espacio humano
entre barro y
sequedad
me brotó un
manantial.
Agua que todo lo
puede
agua que todo lo
lava.
Me penetra por
los poros
se me sale por
la boca y por las manos,
me humedece el
corazón
y me inunda las
entrañas,
a veces se
arremolina
y otras se me
arremansa.
Me acompaña el
sonido de las aguas
en el centro más
tierno de mi persona.
Me rebrota un
manantial
que no se agota
jamás
y siempre que
puedo me paro
a escuchar el
murmullo de las aguas,
el misterio de
la Fuente que me acompaña.
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