viernes, 24 de octubre de 2014

Que el mundo



Que el mundo, en su ciega carrera,
no deje de moverse hacia tu meta.

Que todos los cruces de caminos
no nos roben tu presencia.

Que nos inunden lágrimas
de alegría verdadera,
y no nos asuste el sufrimiento
y la dureza de la tierra.

Que seamos capaces de luchar
con ilusión de niño pequeño,
que nunca deja de confiar.

Que nos levantemos, cada día,
conscientes de nuestro hogar infinito,
de nuestra débil materia
y nuestro alumbramiento único.

Que en cada instante la belleza,
tome asiento en el mismo centro
de lo que somos y lo que hacemos;
y nuestros ojos sean capaces de verla.

Que nos alcemos, tras la caída,
para seguir sintiendo tus brazos
y retomar la senda,
que nos orienta y nos guía
siempre a lo alto.

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