Todo cuanto toco
se convierte en oro puro
porque hay un gran espíritu
que se sienta mansamente
a enseñarme
en mi noche
en mi monte
y yo le hablo bajito
para que se asome.
Este espíritu amigo
bien me conoce
y se sabe mis palabras preferidas
no me abandona
ni se esconde
y prepara suavemente
mis cimientos
para que puedan nacer ríos
que brotan de una fuente
descansan en recodos y sosiegos
y saltan de alegría en los torrentes
La fuente alumbra el río
con un parto sólo de agua
y todo cuanto riego
se convierte en fresca casa.
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