Yo soy polvo de antiguas estrellas
que ya murieron
y depositaron su rezo
en el universo,
y no dejaron de vivir
entre tinieblas,
y buscaron otros cielos
para mí
y para ellas.
Estallaron en un canto de amor
alborotado,
y de sus cenizas
surgimos corazones enamorados.
Soy reflejo de luces celestiales
que ya no viven,
y conservo en mi interior
miles de rostros,
bellas galaxias
y preciosos tesoros
que ni sé para qué sirven.
Celebro amaneceres
día tras día,
y millares de llamas encendidas
me trasmiten su energía.
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