El mensaje ha llegado a su destino.
Ha venido cabalgando en las palabras,
al trote de un suave viento,
a lomos de un libro viejo,
para encontrarse conmigo.
Ha recorrido cada rincón de la tierra,
se ha perdido entre las gentes,
ha cruzado los corazones sombríos.
Ahora espera que yo lo atienda
y le haga un sitio.
Conoce muchas historias,
ha vivido fracasos,
se ha sentido incomprendido,
lo han dividido en pedazos,
lo han disfrazado de locura y expulsado,
han dicho que ya no servía,
que no era práctico
y le han dado nombres falsos.
El mensaje aguarda mi respuesta.
Me ha pedido que yo le ayude,
se ha quedado sin gente
y le hace falta mi ilusión
para volver a ponerse en marcha.
Es paciente y bondadoso,
tiene muchísimos siglos
y tan solo una palabra:
ama.
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