La palabra se ha hecho carne
en cada vida y cada historia,
acompaña los caminos,
alegra los corazones,
deja su huella en el mundo,
abre luz entre las sombras.
La palabra se hace vida
como patria verdadera
si juntamos nuestras manos,
practicamos confianza,
transmitimos paz y bien
a nuestra divina tierra.
Cuánta sed en las miradas
buscadoras de esperanza,
cuánto amor está esperando
que yo lo saque a la luz
y anuncie buenas noticias
de las que acarician almas.
La palabra se hace tierna
en mi piel y en mis entrañas,
es amparo y es bondad,
tierra fecunda en mi centro,
donde puedo andar descalza,
donde siempre tengo tiempo.